(
Continuación)
Lentamente abrí mis ojos, solo un poco, tenia mucho sueño. El brillante día se escurría por la ventana, estaba en un rascacielo que vigilaba esta ciudad. Poco a poco la imagen de la habitación se hizo mas clara. Sentí algo de frio al salir de esa hermosa cama, pero pude encontrar toda mi ropa sobre una silla. Una extraña sensación de miedo se apodero de mi, estaba tranquila pero temía por mi vida, no sé por que.
Salí de ahí lo mas rápido que pude; recorrí largos corredores y baje escaleras que parecían interminables, cada escalón era un minuto menos de vida, la agonía. Quería estar en la calle otra vez, oler el pasto mojado y correr.
Cuando me encontré otra vez en mi apartamento, en el piso tres de la calle Fe, singulares recuerdos comenzaron a alimentar mi cabeza. Este hombre particularmente blanco me besaba, yo lo disfrutaba a pesar de que algo no estaba bien, definitivamente me enamoraron sus ojos negros. No sabia quien era, mucho menos que hacia yo en una cama con el. Pero ahí estaba, la fotografía mental de mi clavícula ahogada en sangre. El horror, frente al espejo, logre comprender de donde venia esa sangre: El hombre, innegablemente me había mordido.
Ahora, ¿Que debía hacer?.
Pasaron los días e intente encontrarle una expoliación racional a lo que me había pasado. Consulte con muchas personas, buscándole una identidad a ese sujeto tan dulce y encantador, que se había apoderado de mi cuerpo esa noche. Trate de dejar este asunto atrás, y retomar mi vida cotidiana como de costumbre.
Una de esas noches de invierno se me ocurrió visitar un bar, eran alrededor de las 4 am, y salí de aquel pequeño lugar para tomar aire. No lo recuerdo con precisión pero creo que pocos segundos después de tomar el primer sorbo, sentí como mi corazón dejaba de latir, como aquella vez, estaba pasando de nuevo.
Así fue, de nuevo ese perfume, ese vestido blanco y esas sabanas envolviendo mi cuerpo, ¿Dónde esta el hombre que me robó el sueño tanto tiempo?.
Sin mas tardanzas abrió la puerta del cuarto y me miro, como se hacia costumbre: casi muero en el acto. Ahora estaba consiente y muy despierta, sin embargo no podía evitar sentirme embriagada por su presencia. Tras varios titubeos logre preguntarle su nombre,
-Dime, ¿Como es tu nombre?
No emitió sonido. Camino hasta la cama, se sentó en un borde y me sonrió delicadamente, se quedó así un largo tiempo.
- Mi nombre es Antoine, mi querida Danielle.
Me quedé helada, no podía ni sonreír, ni moverme, ni llorar. Solo me quede ahí mirándolo, con una extraña sensación que me recorría la espalda...
- Hace mucho tiempo que he estado buscando tu compañía, no sabes cuantas veces vi cambiar las estaciones en soledad. Esperándote.
Dijo con un tono bastante tranquilo.
No supe que contestarle, no supe por que a mi me estaba pasando esto. Un hombre así, ¿Esperándome?
Junte valor, me acerque un poco, y le pregunté, necesitaba saberlo:
- ¿Qué eres?
Se que fui cruel al preguntar de esa manera, pero no podía soportarlo, el me había mordido y bebido mi sangre. No quería imaginarme tonterías, ni apresurarme...
- Si, soy un vampiro.- Entonces puso esa mueca diabolicamente apacible, me acarició el rostro, y puso su mano sobre mi hombro, me abrazo de tal manera que no podía respirar, entre el inmenso silencio escuche como sus colmillos se hundían en mi otra vez...
Con sus labios, aun rojos, recito macabramente una frase que jamas podré olvidar:
"
Te amo tanto que podría morir ahora mismo".
(...)
